Entró, se sentó en su sitio de siempre, pidió lo mismo de siempre, dejó su chaqueta en la silla de su lado para que nadie se sentara, sacó su paquete de tabaco aunque en realidad no fumaba, ni siquiera era un paquete de tabaco, es más, ni siquiera sacó nada, pero hizo como si lo sacaba como también hacía como que hablaba por el teléfono cuando alguien la miraba. Por fin el camarero le sacó la cerveza y un cenicero, pues le había parecido que fumaba aunque luego se dio cuenta de que en realidad no fumaba, pero había hecho el gesto como si en realidad sí que lo hiciese.
Entró, se sentó en la mesa de la derecha, sólo había una chica en el Café, llamó al camarero, que en ese momento estaba sirviendo a la chica, el camarero se acercó...
- Buenas tardes, ¿qué desea?
- Buenas tardes, que se acaben las guerras, que desaparezca la pobreza, que esa chica me bese y un café con hielo.
- De las dos primeras no me quedan, la segunda es cosa tuya y el café te lo traigo ahora mismo.
Mientras el camarero hacía sus menesteres para preparar lo que le había pedido se puso a mirar a la chica, ella se encontró con su mirada y se puso a hablar por el móvil. Él supuso que sería su novio o su amiga según el tiempo que hablara, si era su amiga no cortaría la llamada hasta mañana, si es su novio acabará en menos de dos minutos. La chica estuvo hablando hasta que dejó de mirarla, el chico dejó de mirarla hasta que vino el camarero a la mesa del chico y el camarero dejó de estar con el chico hasta que tal.
Tal entró, miró el Café, había una chica en una mesa que acababa de hablar por el móvil, un chico al que le acababan de traer su café y el camarero le miraba a la vez que le preguntaba...
- Buenas tardes, ¿qué desea?
- Buenas tardes, deseo que no me cobre.
- ¿y para tomar?
- El sol.
- ¿Y para beber?
- Champagne.
- ¿Celebra algo?
- Que no me cobra.
El camarero se marchó tras la barra a buscar la botella de champagne que tenía guardada en la nevera. Se cató de que el chico miraba a la chica mientras tomaba el café y ésta volvía a hablar por teléfono, sería su novio, la juventud se llama cada dos minutos. Dejó su sombrero en la silla de al lado para que nadie se sentara. De repente oyó un ruido. Aplausos. Y salió del baño del fondo un tipo extraño.
Hacía rato que escuchaba todo desde el baño, una chica hablando, alguien que pedía café y al propio camarero que mientras hacía el café lo despertó. Primero se miró al espejo, llevaba desde anoche en el baño de la cuba que cogió, todavía llevaba los cordones atados y no sabía por qué extraña razón tenía unas gafas de sol puestas y el pelo alborotadísimo. Se lavó la cara, se recompuso un poco y salió. Aplausos. El camarero destapa el champagne, la chica deja de hablar, el chico levanta la cabeza, el hombre estrecha su mirada, el himno suena estridente, la filarmónica está estupenda esta tarde de mayo, la gente se levanta, el graderío corea su nombre, pequeña mañana de gloria suena por encima de las nubes, todo va acorde, Corde se da cuenta de que todo va con él y él se pone a dirigir. Todo va a cámara lenta, la espuma del champagne desborda por la botella y forma un pequeño charco bajo los zapatos del camarero que mira expectante la escena, él se pone a caminar, la chica no entiende nada, el chico no se lo puede creer, el hombre mayor coge su sombrero, todo huele a mil primaveras y veranos juntos, el coro se junta con la percusión, y ya es demasiado tarde, las mariposas se ponen a volar a su alrededor, la puerta se abre y un rayo de sol lo toma, le levanta del suelo y lo desliza como alguien divino hasta el umbral del café...y eso, ese preciso momento, justo eso, cuando estás volando...es la primavera.
2 comentarios:
¿En qué piensas Santi Miquel?
pienso en tantas cosas...y es tan poco productivo pensar...
Publicar un comentario