Estoy demasiado cansada como para tener una conversación, pero menos para hablar con él, y todavía nos queda hora y media dentro del coche hasta llegar a casa. Pero me sabe mal, no tenía porqué venir esta noche, hubiera preferido que nos hubiésemos ido al pantano a ver estrellas, o quedarse en casa a ver pantanos. No es algo que no me guste, pero en el pantano hace mucho frío, y hay mosquitos, y luego voy marcada días enteros que se asemejan a siglos. Es todo tan raro a veces, que se me olvida que la curiosidad mato al gato, el pobre sólo se asomó al pozo, un pozo al que tanto hemos recurrido tirando todas esas cosas y palabras que no queríamos decirnos, y tantas cosas que me gustaría decirle, que quiero una señal, un gesto, una palabra, que no caiga el pozo, que el gato salga...
Voy a tener que parar porque estamos en reserva, pero si paramos se va a picar porque le dije que iría esta tarde. Bueno, mejor parar cinco minutos que tenerla chillando toda la noche porque nos hemos
quedado parados. Aunque hoy no tiene ganas de hablar, desde que ha subido al coche se ha pasado el rato mirando por el cristal. Bueno...ahí va...
- Vamos a parar, se va a acabar la reserva.
- uy! ¿pero no me habías dicho que ibas a ir esta tarde?
- Si, había dicho, como también te dije que prefería ver pantanos en casa, pero mira...
así es la vida.
- Bueno, para, yo no bajo.
- Vale, pues cinco minutos y seguimos.
Bajó del coche, se dirigió a la ventanilla y de repente se acordó. Se acordó de todas las veces que de pequeño iba a la gasolinera con su padre, le encantaba la combinación de poner gasolina en un sitio donde habían juguetes, generalmente coches, se acordó de lo pesado que se ponía para que le comprara uno, se acordó de que nunca se quedaba dentro del coche porque te perdías todo aquello, el olor de la gasolina, la manguera, los números que corrían, el escaparate... Pagó y se puso a poner gasolina, mientras los contadores corrían, la miraba por el retrovisor desde fuera. Estaba cerrando los ojos, cogiendo postura, le había cogido la chaqueta que media hora antes había dejado en el asiento de atrás, y seguía cogiendo postura. Se reía viéndola. Clic. Quitó la manguera. Abrió la puerta. Plap. Armónico de llaves.
- Ves. Cinco minutos exactos.
Se quedó en el coche, le observó, y solo pensó en la paciencia que había que tener, ahora tendría que permanecer cinco minutos más ahí dentro. Se acordó de cuando venía a la gasolinera con su padre. Le encantaba bajar y ver el escaparate, el olor de la gasolina, el ruido de alguien que usa el aire. Pero sobre todo le fascinaba cómo pasaban los números del contador. Y la combinación de juguetes con poner gasolina al coche le parecía una genialidad, siempre le pedía a su padre que le comprara uno para poder poner gasolina como él. Pero ahora prefería quedarse dentro, necesitaba un gesto de afinidad, un gesto que le demostrara, estaba cansada, intentó colocarse para dormir, pero no era como la cama, se reclinó el asiento y le entró la modorra, se acordó de la chaqueta que había en el asiento de detrás y se la puso por encima a modo de manta. Clic. Se abrió la puerta. Plap. Armónico de llaves.
- Ves. Cinco minutos exactos.
- Tengo sueño.
- Tranquila, en seguida estamos. ¿Quieres que apague el aire?
- No, me gusta sentir el frío. Tápame bien anda.
La tapó, le cubrió los pies con una pequeña manta colocada en los asientos de detrás. Abrió la guantera, se puso "Different Gear, Still Speeding". Ella se durmió. Se empañó el cristal por culpa de su aliento y él lo vio y sonrió. Ya llegaban. Semáforo en rojo. Se apresuró y dibujó, con mucho cuidado de no tocarla, un corazón en el cristal empañado. Semáforo en verde. Les quedaban diez minutos como mucho. El disco terminaba "Morning Son" y se despertó en el final. Acercó su mano al CD.
- ¿Te molesta? ¿quieres que la quite?
- No, que va, me gusta esta canción.
Se puso en la misma postura con la que dormía. Empezó de nuevo. Dos calles. El coche se paró. Morning Son no había terminado y se quedaron dentro del coche escuchando. Entonces ella abrió los ojos sin moverse, y tiró el aliento. Clic. El gesto. La palabra. Él sonrió. La canción se subía. Ella sonrió. El gato salió del pozo. Las estrellas cayeron al pantano. Los pantanos inundaron el coche. Siguió sonriendo. Olor a gasolina. Se giró. The Morning Son. Se acercaron y fluyó.
2 comentarios:
ahora entiendo, por que se llama love del bueno, me ha encantado, sobretodo por que es totalmente creíble y resulta muy bonito....
Me gustan esos pequeños detalles que mencionas como el olor a gasolina, los números del contador corriendo, el frío, el corazón dibujado en el cristal empañado, la música sonando en el coche... y desde mi punto de vista, el texto es tan gradual como la canción The Morning Son, asciende poco a poco hasta que fluye. Esa noche, ella necesitaba amor y como dijeron los Beatles, all you need is love. Adiós.
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