miércoles, 27 de abril de 2011

Otro día.

Cada noche se va a dormir, con miedo, con inseguridad, con la inquietud de saber que el sueño que le espera mezclará dioses y mortales. Con el rechazo de despertarse a ser despertada. Y se duerme. Y respira. Y se mueve. Y para. Y suspira. Y en su cabeza o en su sueño todo gira, Psiche vuela en su cabeza, cual Istra en un palacio inmortal, no se busca ni se encuentra, solo duerme.

Despierta, o no. Sigue en su palacio. Se despierta, ahora si. Mira a su lado y le ve. Es como Bardia,- piensa - un hombre humilde con corazón de mortal, no entiende nada, pero no quiero que entienda demasiado o acabaría como Dorian. Qué trillado. ¿Y el sueño? Sodoma y Gomorra ardían y la mujer de Lot era estatua de sal, pero daba igual, en la siguiente escena desaparecía todo y volvía a su palacio, en el que Eros la cuida y la ama, porque ella entiende, Eros es divino, ella es más durmiendo y menos despierta... ella sabe que no solo el sueño es sueño, y cada noche es noche, y cada tiempo es tiempo...

Despierta y abre los ojos, pero no está a su lado, está de pie, fumando, mirando por la ventana la lluvia de abril y las flores de mayo, y la observa encantado, pensando en su pelo, desenfadado. Quiere decir algo, pero que no suene estúpido, quiere darle los buenos días, pero no unos cualesquiera, unos de campeonato. Piensa en frases célebres, algo bonito, algo decente, pero ella se gira y se apresura en cerrar los ojos. Aún no tiene qué decirle. Se pone a pensar en la última vez que fueron al cine, la frase que decía en la escena del vagón, pero no le sale y de repente el tren se para y él sale corriendo a jugar al campo una pachanga con los del vagón y se pone los guantes de Moyá, que no juega porque está raro, y pasan horas... y suena la ducha.

Ella se gira, se da cuenta de que se hace el dormido, y el muy bobo se vuelve a dormir. Él no tiene problemas, se duerme y ya está, yo vivo dos vidas y soy infiel a ambas pues lo divino y lo mortal siempre acaba mal. Una ducha aclara ideas y le canta la sirena y con el agua se vuelve a despertar. Adonis la despierta y la vuelve a engalanar en otro día sin siesta, en otro día sin fiesta... pero en el que no se está tan mal.






27 de Abril de 2011 a las 03:04, llovía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si debería, pero si no lo hago no lo soportaré mucho más tiempo. Dicen que el hombre tropieza dos veces con la misma piedra... he debido de tropezar más de quinientas veces y todavía sigo sin aprender la lección. Somos humanos, es natural equivocarse. Gloria, que no Glória. Precioso disco, pero sin acento es mucho más bonito.